Este
texto esta inspirado/dedicado con todo mi amor a mis anfitriones en
Montreal: Mi gran amiga Carmen, a su compañero Sebastian y al ser
que están esperando. Mucha felicidad para los tres y gracias por
estar en mi camino.
Montreal
esta ubicada en el noreste de América, muy cerca a la frontera entre
Canadá y Estados Unidos. Esta ciudad se asienta sobre dos islas
surcadas por el río Sant Laurent; la lengua oficial es el francés,
pero las y los Quebecquad
son bilingües y actualmente se interesan por el español, por lo que
muchxs lo hablan. En otoño los días son iluminados por el sol pero
fríos si uno se detiene mucho tiempo en la calle. En esta época la
ciudad se encuentra sumida en una calma solo perturbada por el ruido
de los autos y el soplar del viento, que es constante y aumenta al
acercase al río.
Un
sistema económico y seguro para conocer esta urbe además de un
antídoto contra el frío es la bicicleta, mucha gente la utiliza,
hay ciclorutas muy bien definidas, los conductores son respetuosos y
sino tienes la ciudad ofrece un servicio de bicis públicas muy
eficiente y moderno. Tengo que decir antes de continuar con la
crónica, que Montreal, así como todas las grandes urbes de
Norteamérica es costosa, desde el alquiler de apartamentos hasta una
cerveza en el bar más cutre de la Rue Saint-Denis.
Quebec
y Montreal en especial, fue azotada por una crisis que obligó a
muchos de sus habitantes, obreros en su mayoría, a migrar hacia
Toronto y otras ciudades de Estados Unidos, por lo que en la primera
mitad del siglo XX quedo medio desierta; en 1968 cuando se celebró
la exposición universal la ciudad se empezó a recuperar y muchos de
sus antiguos habitantes retornaron. En 1976 adquiere renombre
internacional al acoger los juegos olímpicos de ese año,
desde ese momento pasa de ser una ciudad mediana local en un país
casi que desconocido, a una cosmopolita en un país cada vez más
relevante a nivel mundial, sobre todo por sus posiciones neutrales en
algunos temas espinosos a nivel político. De esta manera obtiene un
perfil multicultural, algo que se aprecia en las tiendas de comida,
los restaurantes y las personas que diariamente la transitan.
La
influencia cultural de su vecino es preponderante, sobre todo a nivel
artístico, por ello en sus calles se pueden observar desde graffitis
Hip-Hop hasta murales muy bien elaborados y con una alta inclinación
artística que le dan un toque muy especial a sus calles y en
particular, a sus típicos callejones. Como toda ciudad que desea
entrar al circuito turístico global, Montreal alberga en sus
entrañas un barrio chino, ésta migración llego a mediados del
siglo XIX y contribuyó con su fuerza a construir las vías del tren
y de paso aportaron los ingredientes para lo que más tarde se
convertiría en uno de los platos típicos del lugar: el Poutine
(Putin). También cuenta con un barrio judío, una Little Italy, un
Gay Village, un gran centro financiero y todo un frente marítimo, en
el puerto viejo, que cuenta con centros comerciales, paseos, jardines
y zonas de ejercicio.
Para ver las otras tres series de fotos sobre graffiti y mural en Montreal ingrese al Flickr del SSyS
Aunque
esta ciudad tiene todo lo que una gran urbe globalizada debe tener,
lo más atractivo y encantador se halla en lo pequeño, en los
detalles, como por ejemplo: la ciudad se puede recorrer a pie y no
esta infestada de turistas ansiosos por comprar o por tomarse fotos
en los sitios más emblemáticos. No hay que preocuparse por tener
pinta de latino, las y los Quebecquad
son
personas sumamente abiertas y amables que te miran a los ojos y
siempre están dispuestos a ayudarte, a regalarte una sonrisa, así
no sepas nada de ellxs y ellxs no sepan nada de ti. De las mujeres ni
hablar, si viviera en Montreal y tuviera pareja estoy seguro que mi
relación estaría destinada o al fracaso o al amor libre. Pero lo
que más me encantó de esta ciudad, que esta llena de pequeños
bares donde siempre hay una banda en vivo, y que no he visto en
ninguna otra, fue la cultura de las Micro Brasserie. Mientras en
Toronto -que es una ciudad anglofona, culturalmente muy gringa-
la cerveza se vende solo en lugares destinados a ello y hasta las 11
de la noche, en Montreal puedes encontrar tiendas, bares,
restaurantes, que no solo fabrican y comercializan su propio tipo de
cerveza, sino que ofrecen otras cien, todas elaboradas
artesanalmente.
El
pasado de Montreal es obrero y esto se refleja mucho en la
arquitectura de sus barrios, pero las políticas aplicadas por los
diferentes gobiernos desde 1968 y hasta el presente han hecho que la
ciudad pase de ser productora a prestadora de servicios, por lo que
actualmente sus nuevos habitantes pertenecen a una clase media y
media-alta que esta transformando con su presencia y con su poder
adquisitivo zonas emblemáticas de esta ciudad -a parte de elevar los
precios de casi todo- por medio de los Condos,
que es la forma como se realiza la gentrificación
en esta parte de Canadá. De esta manera uno se encuentra zonas donde
viven muchos migrantes o lugares donde hay prostitución y
drogadicción pero a la vez hay edificios restaurados acondicionados
para parejas jóvenes o exitosos ejecutivos que causan un gran
contraste. Con los Condos
y sus ocupantes llegan las tiendas especializadas en quesos, vinos y
todo lo demás que se pueda vender como exclusivo, los Spa,
los bares con el típico Mike
Tyson en
la puerta y por supuesto la policía “limpiando” el lugar de
elementos indeseables, que paradójicamente estaban allí desde
antes.
Hay
muchas formas de hacer turismo, una de ellas es tratar de conocer la
historia reciente del lugar que se visita y cómo se ha transformado
en el tiempo, ese fue mi ejercicio cuando estuve en Montreal y aunque
mi estadía se produjo en una época donde la energía tanto de la
gente como de la ciudad ya se estaba retrayendo para enfrentar los
rigores del invierno, puedo decir que la vida de esta urbe se
concentra –a pesar del frío- en la calle y en las relaciones que
se tejen entre sus habitantes, así lo vi y así lo viví gracias a
mis anfitriones y sus amigos. Pero el éxito de insertar a Montreal
en la lista de las metrópolis globales generará un nuevo éxodo que
la puede despojar de la esencia y el espíritu que tanto atrae a lxs
que ahora la quieren habitar.
Por
ultimo, la voz unánime dice que la mejor época para estar allí es
el verano, especialmente julio. Que disfruten!
Por Marcelo Arroyave
Colectivo SSyS
Transmitiendo desde Palmira veeeeee...!
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