Desde
hace muchos años soy amante de la música de Bob Marley, me gusta su
mensaje y a través de ella descubrí el vasto universo del reggae.
Desde mi época universitaria intenté estar en contacto con todo lo
que este gran interprete hizo desde su juventud, pasando por de
Wailers hasta que se convirtió en un icono de la rebeldía y la
resistencia de los pueblos sometidos. También caí fascinado por la
historia de su vida y por la historia de su muerte; en vida este
hombre era un líder con miles de seguidores, ya muerto, muto en un
mártir con millones de fanáticos adoradores. Nunca me he interesado
por la vida privada de los cantantes, famosos o no, pero el único
reproche que he tenido contra Marley es que dejo en el mundo más de
una docena de hijos y, aunque su fortuna se lo permitió, desde mi
punto de vista, su legado de macho opaca su legado ético y político.
Mi
reproche sobre el reguero de hijos que dejo Bob nunca fue más fuerte
que mi gusto por el reggae y pasado el tiempo me di cuenta que varios
de sus retoños habían seguido sus pasos como cantantes y músicos.
Algunos tuvieron momentos de fama y otros arrancaron desde abajo pese
a sus contactos y su abolengo musical. Este es el caso de Damian
Marley quien se abrió un espacio propio en la escena reggae por
cuenta de su talento y originalidad y aunque su voz es muy parecida a
la de su padre, su estilo, tanto musical como de vida, es muy
diferente al de su progenitor.
Desde
el primer momento que escuché las canciones de Damian me gusto y
seguí su carrera a pesar de los rumores y escándalos que lo
rodeaban, quería verlo en concierto y no veía la hora de que fuera
a Colombia -cuando vivía allá- o a Barcelona -cuando estaba allá-
pero nunca sucedió; pero el verano pasado por fin mi deseo se hizo
realidad. Buscando cosas que hacer en el caluroso verano newyorkino
me
enteré de la presentación de Damian “Jr Gong” Marley en el
SummerStage con su gira CATCH A FIRE TOUR, y claro, en un concierto
de 4 horas seguro que se iban a presentar más artistas, entre ellos
Stephen “Ragga” Marley, el hermano de Jr. Gong y también Morgan
Heritage & Tarrus Riley. No estaba mal, pensé, llevaba años
esperando ver a este artista en concierto y aunque no era sólo su
recital valía la pena tragarse los otros artistas, aunque no los
conocía y no me interesaban.
Por
fin llegó el día esperado. Intenté llegar al lugar minutos antes
de que empezara el concierto para no tener que esperar mucho y
gozarme la música. Por supuesto ya sabia que Damian seria el último
en presentarse, así que me relajé e intenté aspirar profundamente
todo el humo de marihuana que me rodeaba (nadie compartía Ganja,
nada más contradictorio en un concierto de reggae), salvo por un
conato de pelea, el preámbulo del concierto de Jr. Gong estuvo
tranquilo y divertido... hasta que apareció Stephen Marley. Habían
transcurrido dos horas de concierto y al ver que Damian no era quien
aparecía en escena, imaginé que su hermano solo haría una breve
introducción, cantaría alguna canción de su padre y otra a duo con
su hermano, pero no, estaba totalmente equivocado, Stephen “Ragga”
Marley cantó una hora seguida, sin su hermano, pero lo peor fue que
hizo salir al escenario a su nieto y su hijo menor, que también
quieren seguir los pasos de su abuelo, de su padre y de los hermanos
de su padre, así que, aparte de tener que escuchar las canciones más
conocidas de Bob Marley interpretadas por su hijo, el cual intentaba
tocarlas lo más idénticamente posible a la versión original,
también nos “gozamos” el Hip hop de su hijo menor y el balbuceo
de su nieto de 6 años de edad, muy cute!
Cuando
por fin salió Damian me acordé de una frase que me decía un amigo
punketo
cuando en Bogotá la fiebre del reggae hizo aparecer Drad Loks y
chaquetas de Adidas con la bandera de Jamaica por todas partes: Jah
Te-estafará! La hora que duró la parte de Damian fue increíble,
interpretó sus canciones más conocidas y agradeció al publico por
esperar, cuando pensé que se extendería en su repertorio por la
alegría y el entusiasmo de los asistentes, un aguacero repentino
hizo desaparecer a la mitad, hecho que motivo -creo yo- a Damian a
terminar el concierto de forma anticipada. En fin, cumplí mi deseo
de ver a este poderoso del reggae, pero me quedó claro que la gran
familia Marley aprovecha su herencia para sostener una cofradía que
piensa exprimir el legado de su padre, quizás, hasta el fin de los
días o hasta que aparezca el Mesías. Espero que Jah no lo permita,
si es que existe.
Marcelo
Arroyave
Miembro eterno del colectivo unipersonal Sursystem
Transmitiendo desde el Bronx para toda la galaxia
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