viernes, noviembre 30, 2012

UNA VUELTA POR LA CAPITAL DEL IMPERIO: WASHINGTON DC

Este texto está dedicado a mi gran amigo Edw y su compañera Leila: gracias por presentarme a DogFish!

Desde afuera todo se ve diferente. Y las ciudades no son una excepción. Antes de viajar a los Estados Unidos y más precisamente a su capital, Washington D.C., pensaba que al llegar allí me iba a encontrar con una urbe similar a New York o Los Ángeles o tal vez Miami –aunque no conozco estas dos últimas-, es decir, un lugar frenético donde las personas almuerzan caminando, el ruido de los carros impide hablar por celular y es casi que una falta de respeto mirar a los ojos de las personas que se te cruzan en la acera; además, me imaginé también que me iba a encontrar con todo un aparato de seguridad y vigilancia ya que estaba llegando a la capital del IMPERIO donde vive y trabaja, palabras más, palabras menos, el presidente global, aunque en el papel sólo sea el de una sola nación. Nada más alejado de la realidad, de mi imaginación y claro, de mis prejuicios.

D.C., como la llaman los lugareños, más parece un pueblito enclavado en las márgenes del Mississippi que la capital de los Estados Unidos. Pero aunque tiene un tránsito tranquilo, la mayoría de las personas te saludan en la calle y se puede recorrer en bicicleta sin temor a ser atropellado o insultado por un fanático de la gasolina, no hay que olvidar que es allí donde en verdad se toman muchas decisiones que nos afectan, sobre todo a Latinoamérica, que es considerada el patio trasero de ese país.

Estando en USA aproveche para pasar unos días con uno de mis mejores amigos, que después de vivir casi 12 años en Barcelona cruzó el charco siguiendo el amor y se instalo en D.C. para comenzar una nueva vida. La pase de maravilla y aparte de tener la posibilidad de conocer en bicicleta una ciudad muy verde, visitar algunos museos y la biblioteca más grande del mundo, tomar una cerveza fantástica, que no solo te emborracha sino que te traba –la recomiendo 100%, no desaprovechen la oportunidad de probarla si están por esos lados del planeta, su nombre es Dogfish Head- me dedique, como casi siempre hago cuando estoy en una ciudad nueva, a cazar todo tipo de manifestaciones del Street Art (entiéndase graffiti, cartel y mural).


Debo decir que no conocí barrios que estuvieran inundados de graffiti, tampoco me encontré con la presencia casi infinita de Tags; casi totalmente las casas, combinación de arquitectura victoriana con raíces sureñas y dotadas de un gran antejardín, permanecían ajenas a la acción del aerosol. Era en las partes traseras, en los callejones formados por las filas de las cuadras, donde se podían encontrar los graffitis, pero sobre todo murales dedicados en su mayoría a temas sociales y por lo general protagonizados por personas –si hacían presencia en el mural- de color negro. No lo había dicho, D.C. es mayoritariamente negra, tanto que hasta el habitante más conocido de la Casa Blanca lo es.



Un día lluvioso y oscuro en donde por un pinchazo nos toco caminar nos encontramos con un mural que nos llamo mucho la atención; estaba dedicado a la gente negra del Chocó y en su gran extensión se podían ver desde ríos, pasando por personas tocando la marimba y bailando currulao, hasta representaciones de los tres actores del conflicto que hacen presencia en esa parte de Colombia, pero lo más interesante es que el artista que elaboró el mural ponía de manifiesto algo que ejercito, guerrilla y paramilitares tenían –o tienen- en común: todos utilizaban algún tipo de arma que procedía de los Estados Unidos.


Les dejo entonces algunas imágenes de los murales y graffitis más interesantes a mi parecer que me encontré en mi viaje por Washington. Que disfruten!




Marcelo Arroyave.
Miembro eterno del Colectivo Mutante Sursystem.
Transmitiendo desde Cali, en una tarde lluviosa, por fin!






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